jueves, 12 de diciembre de 2013

No pasa nada


Nada, no pasa nada
antes pasó tu cuerpo:
un cuerpo que armó otro cuerpo.

Nada, no pasa nada
alguien me mira sin sus ojos
nadie contesta a mis silencios
ya no me crecen las uñas como antes.
Me dejo ir hacia el olvido
sin resistencia
como la ropa se amolda en el armario.Nada no, pasa nada
“excepto la vida misma” a través de mi
como radiografía suspendida o  sin retorno.

Noches

Noche Uno

Se miró a si misma
incrédulos los ojos
la soledad tan quieta
nada
salvo la noche
la mira así.


Noche dos


Ofreció su soledad
desesperada
¿por qué causa
salvo incrédulos ojos
la miran?

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Ellos


Ellos creen saberlo todo.
Se paran en el pedestal de sus conciencias enmohecidas
y se erigen en jueces de mi sexo.
Son títeres impotentes por sus miedos.
Pueden hablar del Cielo y del Infierno.
«Se una buena niña, no te pierdas.»
Me dan asco las manos de esta gente
inyectadas de orgasmos prematuros.
¿Cómo pueden juzgar lo que no sienten?
Los que opinan un día alguna cosa
y me han hecho odiar la cobardía
están llenos de flores de plástico
que se secan en libros pornográficos.
Me río de opiniones presurosas
y exploro uno a uno sus miedos, sus condenas,
la masturbación diaria ante el espejo.
¿Tal vez por mí?
Yo no les pertenezco.

Advertencia


Tengo todo lo necesario
para hacer infeliz a un hombre.
Suelo dejarlos perplejos, de entrada,
cuando me embandero en la corriente
de las que siempre van a contramano.
Todo lo que toco lo transformo en marido.
No bien me conocen,
bailando o cantando un rock,
me entregan un bolsón de ropa sucia
en premio a mi osadía.Lamentablemente, nunca he podido ser
un objeto sexual.
Cuando empiezo a desvestirme, se sientan
a preguntarme si conozco a cierta constelación
que les recuerda mis pezones en triángulo
con mi ombligo.
Soy especialista en ambivalencia afectiva.
En callarme cosas trascendentes,
porque soy lo suficientemente inteligente
para hacerme la estúpida
Y lo suficientemente estúpida
para nunca irme inteligentemente.
A pesar de todas mis aclaraciones,
más de uno ha querido mandarme a la cocina;
y yo, como soy complaciente,
les he servido el cerebro «bien adobado»
un domingo en familia.
Tengo el vicio de la culpa,
aunque a veces, y solo con amigas,
me doy con unas líneas de autoinculpación.
Tales han sido mis traspiés y fracasos,
que hasta ahora no he logrado
fracasar en fracasar.
¡Mírenme, aquí estoy!
Soy el blanco, ¡apunten!
si por casualidad me encuentran el corazón.

Sexo Explícito


Destrózame en pedazos
Pega con saliva los fragmentos
Toma todo lo mío:
El hueco del que crezco para ser femenina.
La rama que se eleva y se bifurca en dedos.
El olor conocido
que viene a rescatarte.
Sé mío solamente por opción o locura. Acaricia mi cuerpo
hasta que ya no sienta.
Recorre las praderas
debajo de mi ombligo.
Sé ausencia solamente
cuando busque extrañarte.
Trepa por las montañas
que balancea el cuerpo.
Enroscado en mis piernas
define mil figuras.
Cierra los ojos sólo
si duele la mirada.
Sé para mí aquel niño
que juega a inspeccionarme...
Yo, como la nube anónima
voy a desintegrarme
en gotas solamente
para ser parte tuya.

El Miedo


El monstruo de mis sueños
se construye a sí mismo,
se alimenta de sombras,
de miedos que custodia.
Tiene forma y sentido,
lleva años gestándose,
mi espejo es, deformado,
donde me miro: impura.
Tiene certeros ojos
que miran y me juzgan
manos que me acarician
para dejarme sola.
Alas empetroladas
que no levantan vuelo,
que no juegan siquiera
a inventar fantasías.
A veces, por las noches,
ante el horror de verlo,
quieta y paralizada
lo acuno entre mis brazos.
De tanto maldecirlo
lo estoy domesticando
metido entre mis órganos
lo voy desintegrando.
Comenzó apareciendo
un ocaso cualquiera,
por eso ya no duermo
para no retenerlo.
De las miles de formas
que él ha ido tomando,
primero fue amor puro
con un disfraz perfecto.
Después amante tibio
susurrando promesas,
o un dios que nunca escucha
ni súplicas, ni ruegos.
Sé que me quiere toda,
sin ilusiones, yerta,
en desiertos futuros
caravanas de muertos.
Sólo me deja, a veces,
sentirme desdichada;
le gustan mis batallas
soy enemiga digna.
Me acurruco en la cama,
ni respiro, ni siento;
un rayo circular
entra por mi ventana.
Entonces, otro día,
algún nuevo comienzo,
como si no estuviera;
pero lo tengo adentro.

Taxonomia


Ella ensaya una taxonomía del pasado
- existen tres tipos de hombres – dice-
los que dan pena,
los que no valen la pena,
los que te hacen penar.Recuerda su primera várice y las otras
antes de preferir la intensidad del vacío y la rutina
a un mundo que ya no la mira.